Hacía tiempo que no lo pasaba tan bien en una jornada de liga. Hacía mucho tiempo que tener la oreja pegada a la radio no era tan emocionante. Ayer vivimos una de las noches más formidables que recuerdo en la historia de la liga española. Muy parecida a aquellas en las que el Depor se jugaba la liga ante el Barça. En esta ocasión ha sido de nuevo el Real Madrid. De la muerte a la gloria en tan sólo 18 segundos mágicos de fútbol, dignos del mejor guionista de suspense, dignos del mejor cine de Alfred Hitchcock. Sin duda el conjunto blanco esta sobreviviendo a base de suerte, garra, lucha, corazón y mucha, pero que mucha flor y ayuda divina. Lo único lógico de todo esto es que, sin duda alguna, Van Nistelrooy es el hombre de la liga. El mejor fichaje, el más rentable hasta la fecha para Ramón Calderón. El holandés está además a tan sólo un gol de ser bota de oro, y cerrar un gran año y un gran final de temporada. Otro de los nombres propios es el de David Beckham. Del ostracismo, a la más absoluta dependencia en tan poco tiempo. Este Bekham es el mejor desde los tiempos del Manchester United. El mejor desde su llegada al Madrid. Está demostrando que es un jugador que sabe asumir la responsabilidad, y que sabe responder. Seguro que se está arrepintiendo de su decisión de marcharse, y Ramón Calderón de sus declaraciones, y de no haberle renovado. Otro de los análisis que saco de ese partido es la desaparición de Raúl. Su aportación es infima, comparada con la de otros jugadores, y en este Madrid ya se ha quedado sin sitio, pese a quien le pese. El equipo de Capello lo tiene a tiro, y en el mejor escenario posible. 4 largos años han pasado, muchos ya no recordarán cómo se celebra un título. Seguramente la locura se desate en toda la capital de España.
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