En los últimos días no salgo de mi asombro al ver la dimensión del apoyo, no se si incondicional, que Mourinho está recabando entre el madridismo, y algunos, ya pocos (cada vez menos) periodistas. El Bernabéu se convirtió en un escenario de alabanza pública a su figura: Mou tu dedo nos guía, LQDM (Lo que diga Mourinho), y una infinidad de pancartas que, con sus sentencias o slogans, parecían aprobar la actidud del portugués en la ya tristemente famosa Supercopa de España. Mourinho se ha convertido y en gran parte por culpa nuestra, de los medios, y sobre todo de Florentino, y en sólo un año, en una voz autorizada del madridismo. Las siempre reflexivas opiniones de Valdano no convencían. El siempre comedido Butragueño, no parece ser lo que quiere oir la gente. Sin embargo esa violencia verbal (ahora pasada a física de Mou), esa forma de hablar como el pueblo, de decir lo que quiere oir, esa forma de expresar los sentimientos más ruines de cualquier fan merengue (el odio y el deseo del mal al Barça), en definitiva, ese populismo, han convertido a Mourinho en el auténtico ídolo blanco. El madridista defiende a su técnico, está con Mou y pese a no haber conseguido jugar ni parecido al Barça, ni demasiado bien, de no apostar por la cantera, no conseguir los títulos importantes, Mourinho sigue contando con el apoyo unánime de la gente. No lo entiendo. Parece que el madridista sólo encuentra alivio a su dolor, provocado por el alubión de éxitos azulgranas, su juego, sus maneras, sus jugadores de casa, en esa prepotencia y manera de sacar de quicio a todos del portugués. Y éso pese a todo lo que conlleva. El aficionado está cada vez más lejos de su club, no le dejan ir a ver sus entrenamientos, no le dejan acercarse a sus futbolistas, no le dejan esuchar sus palabras, su propio ídolo a veces pasa de darles explicaciones. En el Madrid sólo se habla de lo que dice Mou, de lo que hace, dice, quiere y él ha acotado más que nunca el equipo a los medios y a los aficionados. Pero da igual, tiene su apoyo. Los malos somos otros. Los del Barça, los de la prensa. Mourinho ha convertido esto en una guerra. Y lo peor es que ni el club va a mejor, ni el equipo. Y da igual que un lateral juegue de mediocentro, o que un jugador sobrado de clase se dedique a dar patadas, que el mejor de la platilla y el capitán vean que algo no va bien, que se fichen a jóvenes de otros equipos y los canteranos se vayan a otros, que sigan perdiendo contra el Barça y sin ganar títulos, que haya castigos y gente se tenga que ir por tener otra visión. La triste realidad es que el Barça es, como dice el propio Mou, un producto acabado, y que año a año sigue puliendo detalles y reforzando puntos débiles. El Madrid año a año está más lejos de lo que era, más alejado de la idea que una vez le hizo grande, más alejado de sí mismo y su propia identidad, fuera de sí, irreconocible, y con pocas opciones de ir a mejor, salvo que Mourinho y Florentino dejen el club. La triste realidad es que Altintop, Drenthe, Lass, Khedira son jugadores del Real Madrid y Sarabia, Mata, Borja Valero y otros, no lo son. La triste realidad es que el equipo sigue un peldaño por debajo del Barcelona, y que su imagen, a nivel nacional e internacional, está sufirendo un daño casi irreparable. Por darle dónde le duele a Floren, ¿qué cree que va a preferir un joven en China? ¿la camiseta de Messi, Iniesta o Cesc, o la de Marcelo, Pepe o Altintop? El Madrid ha perdido el norte, la razón. Los madridistas también. ¿Por qué queréis a Mou?